martes, 25 de abril de 2017

El 'Pale Dogwood' o 'Pink Millennial', el color que ha enamorado a toda una generación

Pale Dogwood 13-1404 | PANTONE
Esta primavera, todos los que seguimos las tendencias en decoración esperábamos ver el tono 'Greenery' de PANTONE 2017, repetido en millones de tableros de Pinterest y en un sinfín de cuentas de Instagram. Inspiración en verde, natural y fresca, tiñendo paredes, sofás y demás tapizados. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué se ha quedado en un segundo plano? Este tono tan vivo y fresco se ha visto superado en popularidad por un color sutil, suave e inocente como el Pale Dogwood 13-1404, apodado como el 'Pink Millenial' (luego os contaremos por qué lo llaman así).

El que parecía que iba a convertirse en el complemento perfecto para el color principal de la paleta, el Greenery 15-0343, se ha alzado como claro protagonista de la temporada. Heredero del Rose Quarz 13-1520, este tono inspirado en las flores del cornejo ha continuado en una línea muy relajada y femenina tras un año 2016 enamorado de los tonos empolvados.

Parece que el Greenery era demasiado intenso para una generación de jóvenes, enamorados de los tonos pastel, de las texturas suaves y de la riqueza de un rosa empolvado, similar al de un batido de fresa, un helado o unas luces de neón. Un color muy ligado a la estética urbana, cargada de belleza y eclecticismo, que ha conquistado a toda una generación enamorada del diseño: los millennials (aquellos nacidos entre 1979 y 1995).

martes, 11 de abril de 2017

Frida Kahlo, arte transgresor e inspiración contemporánea

Frida Kahlo y sus obras
Frida Kahlo (1907 - 1954, Coyoacán), esa fuente inagotable de inspiración. Color, ganas de vivir y por otra parte, dolor. Revolución, transgresión y sentimiento. Arte nacido del corazón, belleza y realidad descarnada. Así fue y es como se recuerda a Frida Kahlo y a sus obras.

Avanzada a su tiempo, auténtica y libre de prejuicios, Frida Kahlo no se sentía ligada a ningún movimiento artístico (por mucho que se empeñaran los surrealistas en querer sumarla a sus filas), pero sí, a una corriente cultural, a unos ideales políticos y a un modo de vida transgresor y bohemio, y por supuesto, a un sentimiento de pertenencia, que la enraizaba a México y a su pueblo.

Esta pintora mexicana, si bien, se movió en los ambientes artísticos de la época (los muralistas mexicanos o los contemporáneos del movimiento surrealista en Europa), no siguió ninguna tendencia concreta. Simplemente, se dedicaba a contar a través de sus obras pictóricas su visión personal de la vida, a través de metáforas.

En ellas, dejaba ver su profunda sensibilidad, su dolor derivado de los distintos acontecimientos que marcaron su vida, y su necesidad de sobreponerse y ser feliz. Frida reflejaba la colisión de sus dos mundos: la lucha y el debate eterno entre su ansia de felicidad y la insistente amenaza de su destrucción, a la vez que conjuraba la dualidad entre los sueños (amor, e hijos) y la realidad (dolor e impotencia).