lunes, 21 de diciembre de 2015

¿Qué sabes de los asientos y respaldos de rejilla?

Silla Emmanuelle o Peacock
Desde tiempos inmemoriales se han utilizado las fibras vegetales en la fabricación de muebles, complementos decorativos y útiles para el hogar.

Las primeros rastros de objetos realizados con estos materiales podemos encontrarlos en el Antiguo Egipto, en las tumbas de los faraones y funcionarios, o retratadas en los dibujos cincelados en piedra.

Es así como todavía quedan restos documentados en museos arqueológicos de muebles, elaborados con hojas de palma o juncos de río. En ellos, todavía apreciamos el encordado o trenzado utilizado para los asientos.

Egipto no fue el único que cayó en utilizar las fibras vegetales para fabricar partes de un mueble, esteras o cestos para recoger grano o frutos.

En otras civilizaciones simultáneas o nacidas con posterioridad, como Grecia y Roma, también encontramos evidencias del uso de técnicas de trenzado o tejido con juncos, varas de sauce o esparto. Es así como con el paso de los siglos se perfeccionan las técnicas y se prueba la resistencia de otras plantas de tallo fuerte y flexible. 


Entre los siglos XIV - XVII, durante la Dinastía Ming, China abre sus puertas a los comerciantes extranjeros de la Ruta de la Seda, que quedan impresionados por la fineza y elegancia de los muebles elaborados por los orientales para las familias nobles. Cabeceros, frontales de armarios o de mobiliario con puertas, o sillas con respaldos y asientos, realizados enteramente con fibras de ratán natural. Los mercaderes portugueses trajeron junto con la seda, las especias, el té y otros materiales, estas fibras naturales a Occidente, durante el siglo XVII.


Esta planta tropical, el ratán, es una especie trepadora que crece, abundantemente, en las frondosas selvas del Sudeste Asiático. Este tipo de planta necesita como mínimo 25 años para conseguir el calibre necesario para que pueda ser utilizado en la fabricación de un mueble. Los tallos no se utilizan tal cual, sino que de él se extraen delgadas tiras de fibra, que a continuación servirán para el tejido de superficies diversas. La extracción de las fibras anteriormente al siglo XIX se realizaba a mano, pero desde entonces, se ha automatizado este proceso, empleando máquinas que sacan las tiras del grosor deseado y uniforme.


A pesar de las ventajas de este material respecto a los que se utilizaban hasta el momento, la introducción del ratán en Europa fue lenta, porque al tratarse de un material muy económico, los nobles de la época lo rechazaban porque lo consideraban muy burdo y sencillo, y los tapiceros lo veían como competencia. Es por ello que, al principio, se utilizaba para fabricar cuerdas para cargar los barcos o los carros. No fue hasta mediados del siglo XVII cuando se registra la producción de sillas con asiento y respaldo de rejilla de ratán.


El uso, a partir de entonces, de la rejilla en las sillas y otros muebles supuso una innovación. Su  fácil fabricación permitía a los ebanistas llegar a nuevos consumidores y adoptar nuevos diseños rompiendo con las antiguas y estrictas formas realizadas hasta entonces utilizando exclusivamente madera. Es así como, a finales de la Edad Moderna, surgen nuevos estilos de tejido de la rejilla en cada país europeo que utilizaba esta técnica.


La rejilla de ratán pasa de ser despreciada por las clases pudientes, a ponerse de moda en la época del Barroco y del Rococó, pasando a formar parte de muebles de lujo. Un ejemplo de ello son las sillas de estilo Imperio o los muebles de la época victoriana, que destacan por sus complejos entramados. La rejilla, entonces, alcanza una gran popularidad para el mobiliario tanto de interior como de exterior, por considerarse un material limpio y de fácil mantenimiento.


Un siglo más tarde, en el XIX, en plena revolución industrial, vemos como Michael Thonet vuelve a democratizar su uso, abaratando costes de producción y llegando a las clases más humildes. Los asientos de rejilla se convierten en algo tan común, que las mujeres y niños complementaron su economía familiar con unos ingresos extra, tejiendo asientos y respaldos de fibra.


A partir de entonces, su popularidad creció como la espuma. convirtiéndose en el material complementario a la madera más utilizado durante la Revolución Industrial. Algunos de los impulsores de modernización de esta técnica fueron Cyrus Wakefield, Gardiner A. Watkins o Levi Heywood, quienes inventaron sendas máquinas para facilitar la limpieza, laminado y tejido del ratán. Consiguieron automatizar tanto los procesos de producción, que antes de que empezara el siglo XX ya habían conseguido realizar las primeras sillas prefabricadas. Esto supuso su definitiva democratización y extensión a los hogares de cualquier ciudadano, independientemente de su clase social o nivel económico, y a espacios públicos, tales como las iglesias y otros edificios gubernamentales.


Como hemos comentado, el diseño de las rejillas se fue complicando y adornando con el paso de los siglos y de las distintas modas, pero el tradicional, usado en el mobiliario de la Dinastía Ming en China, era octogonal y muy sencillo. Éste fue recuperado por la Bauhaus, quien quiso volver a los orígenes y explorar el potencial de su vertiente más pura y genuina. Es así, como vemos creaciones de Mies Van Der Rohe y de Marcel Breuer, como la Silla Cesca (1928), realizados con este tipo de entramado más sencillo.

Sillón y silla Cesca de Marcel Breuer

Durante la Segunda Guerra Mundial se suspendió la importación de este material procedente del Sudeste Asiático, y por tanto, la producción de este tipo de muebles, pero a partir de la década de 1950 se recupera el interés por este tipo de asientos realizados con rejilla de ratán por su versatilidad y ligereza.


El uso de este material fue tan popular durante la primera mitad del siglo XX que el pintor español, Pablo Picasso, decidió incorporar un fragmento de asiento de rejilla a una de sus obras: 'Naturaleza muerta con silla de rejilla' (1912).


Actualmente, la rejilla de ratán sigue considerándose un material perfecto para fabricar todo tipo de muebles, desde piezas para terrazas y jardines, hasta muebles de interior más tradicionales, que no pasan de moda y que siguen formando parte de nuestros hogares.

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